El béisbol: contra marea alta y corrientes fuertes

Hoy comienza la Copa del Mundo de Béisbol, con 20 equipos repartidos en cinco grupos que dicho deportivamente, invadirán siete ciudades europeas.

 

Este comentarista considera valida la marcada intensión de la Federación Internacional, de batallar con fuerza por el regreso de peloteros y conjuntos, a los escenarios olímpicos.

 

Europa y la Copa-2009 podrán testificar al universo los avances de este deporte, en número de practicantes, instalaciones y federaciones afiliadas.

 

Pero todo eso no bastará para convencer al Comité Olímpico internacional, que desde hace rato apretó las clavijas, hasta estrangular la asistencia del béisbol en las fiestas cuatrienales. Beijing-2008 fue la última vez, la decisión parece firme, no hay vuelta atrás.

 

No obstante, la familia beisbolera del planeta, hace suyo eso que dice: “el que persevera triunfa” y organiza una Copa-2009, con 20 países y siete gigantescas urbes europeas como sede.

 

En Praga, Republica Checa, estarán conjuntos de Australia, China Taipei, México y el país sede, formando el grupo A. España, Cuba, Puerto Rico y República de Sudáfrica, conforman el B, citado para Barcelona.

 

A Estocolmo viajaron Canadá, Antillas Holandesas y Corea del Sur. Allí los espera el conjunto local  Suecia, todos incluidos en la llave C. El sector D tendrá como sede Zagreb, con Croacia, Gran Bretaña, Japón y Nicaragua.

 

Por último Regensburg, acogerá a Venezuela, Estados Unidos, China y Alemania (anfitrión). Cuatro planteles quedarán eliminados tras la lid preliminar y 16 siguen en concurso, para formar los apartados E y F del 14 al 20 de septiembre, con sede en Holanda e Italia.

 

Los organizadores del evento aseguran continuarán en competencia primero y segundo lugares de cada grupo, y los mejores terceros. Posteriormente quedarán eliminados ocho e igual cifra protagonizarán la final del 22 al 27 del propio mes, también en instalaciones tulipanas y bambinas.

 

El béisbol navega con marea alta y corrientes fuertes, prácticamente resulta imposible evitar el  naufragio de la barca, embestida a la sombra de cinco aros olímpicos.