La niñez y el deporte (II)
Feliz día de la infancia. Como lo prometido es deuda y a los niños jamás debemos mentir, continuamos profundizando sobre un tema que muestra interesantes aristas, y que tuvo su inicio ayer bajo el título, La niñez y el deporte.
Las actitudes y el comportamiento que asumen los pequeños desde edades tempranas, motivadas por la práctica de cualquier disciplina, será algo que no olvidarán nunca, en su vida de adulto.
Lo anterior esta mostrado por investigaciones científicas realizadas en diferentes países del mundo, con especial rigor.
Es realidad latente que la ejercitación física se traduce en apoyo emocional y realimentación positiva, capaz de fortalecer nuestra voluntad a partir de conceptos e ideas novedosas.
Tras quedar mostrado el papel educativo y de formación de valores, impulsado por la actividad física en niñas y niños, será necesario sin apartarnos un ápice del objetivo que nos convoca, revisar cual debe ser el papel de madres y padres, como verdaderos promotores del deporte.
Primero: es indispensable acudir a las instalaciones y convertirse en aficionado modelo, que no solo exija sino también aporte a sus hijos, reflexionado sobre resultados, jugadas o actitudes negativas. El dialogo fraternal y constructivo, es igualmente, soporte de enseñanza.
Segundo: los muchachos deben saber manejarse en el fragor del partido, actuando con serenidad, en la gloria del triunfo y el duro golpe adverso. Mamá y Papá, son los más experimentados sicólogos ante estas situaciones, ellos como nadie encuentran razones y palabras.
Tercero: nunca podrán los sentimientos paternales apartarse del mundo objetivo, en cada expresión debemos ser sinceros. Elementos como estos: (no estás en el equipo; tú compañerito lo hizo mejor; fuiste irrespetuoso con el árbitro) no restan, más bien suman en la formación.
En resumen podemos expresar, que madres y padres que logren familiarizarse con entrenamientos, valores de equipos, comportamientos y actitudes, están en condiciones de brindar el más efectivo apoyo a sus hijos.
La disposición de jugar limpio, la honradez y respeto al contrario, son principios insoslayables en la crianza. Para estar orgulloso de nuestros hijos, debemos saber compartir con ellos, a partir de un principio que establece, tener éxito no es lo mismo que ganar, y fracasar no es lo mismo que perder.
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