ADULTO MAYOR
Hermosa reflexión de mi amigo y hermano ecuatoriano José Pepin Alvarado...vale compartir estas ideas.
Para el profano la ancianidad es invierno; para el sabio es la estación de la cosecha. El crepúsculo de la vida trae consigo su propia lámpara. Hay una primavera que no vuelve jamás y otra que es eterna; la primera es la juventud del cuerpo, la segunda es la juventud del alma.
Cuando una noble vida ha preparado la vejez, no es la decadencia lo que ésta recuerda: son los primeros destellos de la inmortalidad. Es estupendo ver un viejo que asume la segunda parte de su vida con tanto coraje e ilusión como la primera.
Para ello tendrá que empezar por aceptar que el sol del atardecer es tan importante como el del amanecer y el mediodía, aunque su calor sea muy distinto.
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