IV Clásico Mundial de Béisbol: Cuba ante revisiones profundas (II)
El tema del IV Clásico Mundial de Béisbol y la actuación de Cuba presentan muchas aristas y es complicado tratar de resumir el asunto en apenas dos capítulos.
Para los que me preguntan, ¿qué pudo hacer Cuba para dar un paso más? La respuesta es sencilla, soy del criterio que al menos uno de los dos partidos ante Japón pudo ganarse. En ambos choques el equipo bateo y fabricó las anotaciones necesarias para vencer, pero el picheo se tambaleó.
Dejo muy claro lo anterior y acto seguido afirmó: - señores estamos a mil millas de la pelota que se jugó en el IV Clásico, prácticamente nos resulta imposible competir a ese nivel con lo que contamos en el país-.
El lugar ocho que exhibimos está en estrecha interrelación con las potencialidades actuales.
No se puede hacer resistencia al cambio y tampoco a los desafíos que traerán consigo marchas y contramarchas, luces y sombras.
Que nadie sienta pena de solicitar colaboración técnica para hacer mejores beisbolistas en Cuba. Ese puede ser buen medicamento para una enfermedad diagnosticada y severa.
Insertar atletas en competencias foráneas, no espera un minuto. Tampoco seguir apuntalando una concepción que aleja a peloteros formados en la Isla de sus raíces y su nación; a la hora de formar el equipo ¿por qué no tomar en cuenta los que puedan ser elegibles?
Termino con este mensaje: cada integrante de la gran familia beisbolera cubana debe sentirse comprometido con el presente y el futuro del primer pasatiempo nacional.
Con perspicacia y trabajo arduo podemos insertarnos en la élite mundial. A romper dogmas y esquemas, casados con el atraso y la pobreza mental.
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