Los autores son hombres, que olvidan los nombres
Jorge Ricardo Gallardo (izquierda) y José Soto (derecha)
La actuación de Pinar del Río, en la 55 Serie Nacional de Béisbol, logra comentarios favorables, hasta entre los aficionados más escépticos.
La pregunta es, ¿puede considerarse obra milagrosa el desempeño? Este comentarista responde categóricamente: no. La buena demostración del grupo tiene su basamento en la preparación realizada, entre otras cosas.
La ausencia del mentor Jorge Ricardo Gallardo, en la etapa precompetitiva, fue reemplazada con éxito por José Soto, un técnico experimentado, con horas de vuelo en los terrenos.
Tampoco es posible apartar del contexto, al resto de los especialistas, todos duchos en la materia. En resumen Gallardo, cumplió su misión con el equipo Cuba, y Soto lo suplió de altura.
Pero hay más elementos que aportar, que reflejan la buena actuación pinareña. Es hipótesis demostrada, el deseo de jugar, la disciplina y cohesión, entre los integrantes del conjunto.
Veteranos y jóvenes, se fusionaron como para no fracasar en el intento. La actuación del seleccionado deja claro no hay imprescindibles, y si alguna vez los hubo, quedaron sepultados; son historia pasada.
A los aficionados que no perdonan el silencio, ante el heroísmo de los Vegueros: tranquilos. La verdad escondida aparece y lo que brilla con luz propia, nadie lo puede apagar.
Que se desentiendan los grandes medios de la verdad. El multi campeón seguirá su marcha, sin preocuparle el siempre odiado anonimato.
Prometo muy pronto volver a chocar con la bola, y entonces meditar sobre otros temas de actualidad.
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