¿Qué tiene que hacer un cubano para ganar en Las Vegas?
Esta mañana medios de comunicación de los Estados Unidos, hicieron pública su inconformidad por el despojo del cubano Erislandy Lara en su combate frente a Saúl “El Canelo’’ Álvarez, en Las Vegas.
Lara, hijo legitimo de la escuela cubana de boxeo, ofreció una demostración convincente, que fue reconocida por expertos, comentaristas de radio y televisión, y aficionados presentes.
Solo un juez, Jerry Roth voto 115-113 por Lara. Los restantes, Dave Moretti 115-113, y Levi Martínez 117-111, fueron protagonistas del ultraje, que como razón lógica, hizo feliz al Sr. Oscar de la Hoya.
Un diario de Miami publica textualmente hoy: De La Hoya se jugaba el todo por el todo en este combate que él nunca quiso, pero que Schaefer le dejó como regalo durante los días en que el se ausentaba de la empresa para combatir sus propios demonios en clínicas de rehabilitación. Canelo es la tabla de salvación de Golden Boy y todos en la empresa cruzaban los dedos y quién sabe que otras cosas más-.
Erislandy, no encuentra explicación a la decisión, que parece fertilizada por un odio anacrónico, que sobrepasa las épocas. El pugilista comenta:
-Estuve en control de la pelea, marque el ritmo y el tiempo. Canelo solo saber venir adelante con esa cara de malo, pero no sabe boxear. Nunca le enseñaron a boxear, solo a tirar golpes y eso es otra cosa’’.
Es difícil para un cubano en Las Vegas, declararse vencedor. Este desafuero contra Erislandy Lara, es prueba inequívoca de toda una maniobra sucia, engendrada en guarida salvaje.
Los propios cronistas afirman: -Lara combatió como un virtuoso, frustró a su oponente, le hacía fallar en el aire y le conectaba limpio y certero-. Pero todo eso no basto, era una jugada millonaria, que no se podía perder.
Estas son las decisiones que hacen del boxeo, un verdadero bochorno. No es la única, y mucho menos la primera.
Desde la Isla de Cuba, rechazamos el robo indiscriminado del triunfo verdadero. Esta historia es una de las tantas, que sufren nuestros atletas en suelo ajeno.
Combatir la injusticia, donde se presente, es también nuestra misión.
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