Pinar del Río, estará a la altura de su gente, en la Serie 53

Alfonso Urquiola, el relámpago de Bahía Honda, centelló con la palabra como en sus buenos tiempos guante en mano. Fue elocuente y reflexivo en el desarrollo de cada idea, sin alejarse de realidades, siempre con la frente en alto y mirando el infinito.

Su intervención cargó  sabia que destiló   talento y oficio, nada dijo de menos o más,  fue  exacto como el reloj, que ve pasar minutos, horas y años,  sin alterarse, un solo segundo.

Habló de combatividad, disciplina y amor a la camiseta, lo hizo con magisterio y profesionalidad, convencido para llegar a ser, primero hay que ser. No olvidó los equipos pinareños, en los que militó y hasta escribió pasajes inolvidables; como joven,  también cometió errores e indisciplinas.

Nadie duda, entre los detalles más espectaculares en la ceremonia de abanderamiento del equipo Pinar del Río, para esta Serie 53, se recordará siempre la intervención de Urquiola.

David Castillo, en la lectura del juramento atlético, apuntaló sus ideas, y dejo claro que cada pelotero aportará lo necesario en pos, primero de clasificar y después, de dar la batalla por la corona.

En la solemne actividad,  atletas y directivos del conjunto verde amarrillo firmaron el código de ética, un compromiso firme con la disciplina y la afición que representan. Nada justifica se mancille, una sola  rúbrica.

La Escuela Militar Camilo Cienfuegos, de esta provincia, fue sede del abanderamiento y de los estruendosos aplausos que trabajadores civiles, oficiales y otros invitados, tributaron en reiteradas oportunidades. Un centro Vanguardia Nacional a nivel de Ejército, que suena duro, también  en el deporte.

Al recibir el estandarte que defenderá  con gallardía, el equipo aceptó  el reto, y dejó  claro que abra combate, en cada salida al terreno. No tengo dudas,  Pinar del Río,  estará a la altura de su gente, en la Serie 53.