Mujer, luz y encanto

Sin ti, no fuera posible el combate y la victoria, pero tampoco la razón nuestra de existir, respirar e iniciar cada nuevo amanecer.
En el deporte ustedes se elevan en podios olímpicos y mundiales, bajo el bautizo de fuego que siempre representa, el valor de una medalla.
La grandeza es luz divina, coraje y ternura, si porta consigo ese sello humano, que todos conocemos por un nombre identificado como símbolo imperecedero: Mujer.
En la patria nuestra, ella carga y exhibe como fusil enamorado, una y muchas responsabilidades, no falla, es cuidadosa hasta para encarar el difícil reto de decir, NO.
En este 8 de marzo, tu día internacional, no escapas al reconocimiento. Pero ante tantas virtudes, glorias y esfuerzos, una fecha no bastará para resumir toda la epopeya, por ello será necesario adorarlas siempre, quererlas mucho y sentirlas en lo más profundo, toda la vida.
Felicitaciones a la mujer cubana, cuya sangre mambisa palpita con delirio sin tregua, para vencer obstáculos, grandes y pequeños, pero minúsculos e insignificantes, ante tanto empuje enaltecido.
Nada es comparable contigo, solo el sol, la luz y el honor. Gracias por ser orgullo de esta madre tierra cubana, gracias por la solidaridad y entereza que fertilizas, con un ejemplo que hoy se reconoce en los cinco continentes.
Que nunca falte amor para evocar tu virtud.