El gran amor de 13: el béisbol y el santo
Tengo un amigo conocido por el seudónimo de 13, que gusta del béisbol, desde que era un niño. Conoce nombres y apellidos, con sus respectivos números del uniforme, de cada integrante del equipo Pinar del Río.
La pelota es su gran pasión, solo superada por el amor sin límites que profesa a San Lázaro.
Este santo, representado en pinturas y esculturas, como el hombre viejo y pobre, apoyado en muletas, a quien los perros le lamen las llagas del cuerpo, aparece personificado en la iglesia del alma, un templo levantado sobre nuestras más auténticas tradiciones afrocubanas.
Cuenta el moreno de oficio mecánico, que el próximo 17 de diciembre, estará ausente del estadio Capitán San Luís, el motivo es sencillo: “el jueves 17 es la fecha de San Lázaro”.
Los creyentes esperan su llegada rodeados de 17 velas encendidas y acompañados por la representación emblemática del Viejo, la cual según algunos estudiosos, tiene también origen bíblico.
Rápidamente explica que muchos fieles ese día van a pedir o pagar favores al Santo, relacionados con la salud y el bienestar. Otros como él, incluyen en la agenda, ruegos por su equipo y sus atletas predilectos. “El Santo lo resuelve todo, o casi todo”, afirma.
El simpático personaje (13) relata con palabras sobrias como muchas veces, con las manos cargadas de velas, tabacos, aceite de cocina, dinero y otras ofrendas ha visitado la iglesia El Rincón, ubicada en las afueras de la capital cubana.
Preguntado sobre, a cual de los dos Lazaros, le ejerce sus reclamos, pues existe uno en capilla y otro sobre el altar, no vacila en decir con palabra firme y sin rebuscamientos: “son el mismo, San Lázaro Obispo de Marsella.
En la mente de los devotos, las historias y los personajes se entrecruzan y desfiguran. Se establece una confusión entre el Lázaro de las estampas traídas por los colonizadores y el Obispo de Marsella.
Lo dijo Fernando Ortiz: “los negros esclavos, a falta de familia y bienes, trajeron consigo creencias religiosas, culturales, cantos y lenguas. La memoria del esclavo fue su mayor tesoro“, subrayó.
Desde el siglo XVI hasta nuestros días, no faltan los que como nuestro amigo 13 en el béisbol, ruegan cada 17 de diciembre, por todo género de éxitos, en la vida.
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