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Una carta que refleja puro valor humano

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Nos escribió una carta impresionante, Maidolys Iglesias Pérez, oyente del Programa de la Pelota, vecina del poblado Los Pinos, número 180, en San Cristóbal, Pinar del Río.

Esta joven de 22 años, estudia Sociología en la Universidad de la Habana, no obstante padece de una terrible enfermedad; su nombre es cáncer.

Por encontrar en sus líneas pujanza, amor, fe y valor, durante la transmisión sabatina del juego Industriales vs Pinar del Río,  reproducimos de manera textual la misiva.


La Bola Viva y en Juego, pone en el ciberespacio la historia de Madolys, interesante y aleccionadora, como pocos pueden imaginar.

Dedico párrafo aparte a la ciencia médica cubana, que hace sus mejores esfuerzos, a favor de personas que como esta  talentosa joven,  así lo requieren.


Texto íntegro de la carta:

               “Encuentro o Encontronazo...”

Mi encuentro no fue inolvidable; fue más que eso, no fue planificado; fue más que sorpresivo, no cambió un momento de tristeza o un día gris; sino que dió más que un día de estos; pero afortunadamente sí cambió mi vida. Unos pudieran llamarlo encuentro con la realidad, otros con lo que hoy nos resulta tan cotidiano, muchos de forma más directa dirían con el cáncer; pero yo me atrevo a afirmar que fue un encuentro con lo más recóndito de mi ser.

Cáncer: un término muy común, tan real que todos se vuelven adivinos del destino de quienes lo padecen, y lo que es más pronunciado: ¡pobrecito se va a morir! .Quizás por ser tan cotidiano a veces se nos vuelve ajeno y no es hasta que nos toca en carne propia que comprendemos su verdadero significado. Por muy fuertes que hayamos sido en la vida, por muy optimistas y agradecidos; créanme, nunca estamos preparados para este encuentro oncológico, es algo tan horrible, triste y decepcionante, que lo primero que haces es preguntarte una y mil veces: ¿por qué a mí? , más aún si eres una persona que ha ido por el mundo repartiendo bien sin esperar nada a cambio; las palabras, las expresiones y hasta los pensamientos se quedan cortos para descifrar este choque. Luego el proceso hospitalario, la quimioterapia que todos odian por los vómitos, la caída del cabello; ese atuendo que sobre todo a nosotras las mujeres nos hace sentir más lindas, protegidas y femeninas. Lo difícil de todo esto es aceptarlo;  aceptar que la vida se te ha acortado, que las personas te muestren lástima, y los que más te quieren se consuman cada día en la angustia y el llanto, que los enemigos te vean derrotado, que para el cáncer no hay diferencia de género, de clases, de sentimientos, aceptar que la tristeza puede más que la alegría, que la muerte puede más que la vida.

Siempre escuché: “hay que saber perder”, pero creo que no se sabe perder aceptando la derrota y nada más; sino exaltando el lado positivo, buscando siempre el aporte de ese supuesto fracaso a nuestro crecimiento personal. Y es eso, lo que me dejaron los cangrejitos que hoy escarban en lo más íntimo de mi ser, es así como se vomita y se vuelve a comer, como se pierde el cabello y se confía en su pronta salida después del tratamiento, es así como podemos encontrar entre las cosas terribles que nos ofrece el cáncer, las tantas buenas que nos trae a la vida. Esta enfermedad me ha enseñado a quererme un poco más, a aceptar lo que la vida nos tiene preparado sin remordimientos, sin lágrimas y sin buscar un culpable, a sacar fuerzas de donde no hay, a darme cuenta de cuáles son las personas que integran tu verdadero clan y cuáles nunca formaron parte de él, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro, ahora me mantengo en el presente que es donde la vida acontece. Lo que pareció un encontronazo hoy es para mí un excelente encuentro, pues me dejó ver los colores de la vida que para muchos permanecen invisibles, y asumir que lo que hoy es luz; mañana es sombra y lo que fue lluvia será Sol. 

 

18/11/2009 02:05 deporte-salud #. sin tema


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