¡Avisen a cardiología, hay infartados en el estadio!
Hoy en el San Luis, se mostró una vez más que la pelota es redonda y viene en caja cuadrada. Fue un juego no apto para cardiacos, pletórico de emociones, que guardó sus mejores momentos para un final de leyenda, que levantó hombres, mujeres y niños de sus asientos.
Los anfitriones pinareños parecía sepultados en sus aspiraciones, con solo una carrera marcada en el tercer capítulo; los guantanameros tras cinco episodios sumaban siete, tres en la entrada inicial, una en el segundo y ramillete de tres en el quinto.
Con marcador adverso 7-1, tomó velocidad el tren de Pinar en los episodios sexto, séptimo y octavo. Los muchachos de Alexander Urquiola fabricaron dos, dos y tres, respectivamente.
Parejos, con ocho anotaciones por bando, llegó el décimo acto y la aplicación de la regla chiler. Los vegueros no fallaron, tras propinar un histórico cero a los aguerridos Indios del Guaso, fueron a la carga y marcaron una que decidió.
Así finalizo la historia 9-8. En el estadio gritos de alegría, lágrimas y sollozos, matizaron la jornada bautizada por una pasión sus límites.
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