Crimen de Barbados: vergonzosa salitre imperial
Nuestros hermanos no están ni olvidados ni muertos, viven desde el profundo amor de una historia que sostiene cada día desvelo y tristeza.
La destrucción en pleno vuelo de la aeronave CU-455 el 6 de octubre de 1976, es trágico desenlace que nunca relegaremos, pues ocasió la muerte de 73 inocentes condenados por una miseria humana.
Los autores del terrible golpe están reducidos para siempre a la mínima expresión como mortales vivientes, marcados por la deshonra mercenaria.
Este sucio y trapero impacto contra la Revolución Cubana idealizado en Caracas, Venezuela, por connotados asesinos hijos de la CIA y sus lacayos, es página de un libro que jamás se borrará.
Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, 45 años después del cobarde salvajismo, permanecen condenados por la humanidad, que no perdona la cobardía de sus actos.
Una cifra que no se olvida, 73 personas asesinadas de manera cobardeen en el peor ataque de este tipo rubricado en el hemisferio occidental y uno de los más brutales manejados por la CIA y sus colaboradores.
Vendrán marchas y contra marchas, luces y sombras, pero el crimen de Barbados nunca pasará al olvido.
Nuestros hermanos muertos desde el fondo del océano, serán canto a la inmortalidad y la justicia, que llevarán en hombros la patria y sus mejores hijos.
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