Alfonso Urquiola: Estoy bueno y sano, listo para ayudar a Pinar
Esta vez decidimos hablar solos, para evitar ‘casualidades’. Frente a mí, Alfonso Urquiola, seguramente más gordo que en aquella entrevista explosiva de hace un año, recién llegado de una visita a México. De este lado, esperanzado con volver a sacudir la audiencia de Cubadebate, un servidor.
Sin embargo, ahora se conversó casi apaciblemente. El ex camarero pinareño no tenía la indignación del día de marras, y más que señalar con el índice a tirios y troyanos –como entonces-, su interés recaía en la inesperada y prematura eliminación de la escuadra veguera. Se habló un rato -y sin muchos sobresaltos- sobre el estado actual de la pelota, y otro más sobre la posibilidad de su regreso. Esto no es un “Urquiola contrataca”, puesto que no habrá escándalo.
“Lo mío es esto, me dijo. He sufrido muchísimo la eliminación del equipo. La gente me pide que vuelva a dirigir, eso has podido comprobarlo tú mismo por la calle. Y este pueblo es mi vida; yo no sé hacer otra cosa que no sea estar en la pelota. A mí me gusta mucho más ser manager en Pinar del Río que en cualquier otro equipo que me contrate. No soy ningún santo, pero sé que el dinero no es la vida. Prefiero estar donde mejor me siento, y eso es en Pinar”.
Genio y figura hasta la sepultura, Urquiola no pudo ni quiso ‘tragarse’ ciertas observaciones en torno al presente del béisbol nacional…
“Yo te dije en aquella entrevista que para este tiempo no iba a haber pelota en Cuba. Y dime tú, ¿no era verdad? ¿En qué liga un equipo gana 42 de 45 juegos, y en cuál otro solo consigue 11 victorias en el mismo calendario? No se puede negar que las deserciones han influido mucho en el deterioro, pero por más que se vayan figuras, este es un semillero de peloteros y existe un trabajo desde la base para desarrollar los talentos. ¿No ganamos hace poco el Mundial sub-15? ¿No fuimos segundos en el Panamericano sub-18? Pero pasa que hay mucha desorganización en el trabajo, y al final estamos entregándole maravillas a los delincuentes que sacan del país a los talentos para venderlos como mercancías”.
¿Se puede hablar de crisis en el béisbol de Pinar?
-Crisis de atletas, imposible. Fíjate que venimos de ser subcampeones en la Serie anterior y tenemos el mejor staff de pitcheo de Cuba. Si la hay, puede ser crisis de motivación, pero no deportiva.
¿Qué puede hacer un director en esos casos?
-En los deportes colectivos hay que cuidar todos los días la dinámica de grupo, que cuenta más que todo lo demás. Si no logras crear una familia, poco importa que estés óptimo en lo técnico y lo físico. Pero claro, el liderazgo no se enseña ni se crea en un laboratorio; eso nace con la persona y va en su corazón. Y son tus acciones, no tus palabras, las que te dan la condición de líder. Esas cosas las aprendí por intuición, pero también con José Miguel Pineda.
¿Quiere eso decir que el mítin antes de los juegos es irrelevante?
-Muchas veces yo daba un solo mítin por subserie y el equipo funcionaba perfectamente. Al final de cuentas, yo pienso que el mítin sicológico es más importante que el técnico-táctico, sin que eso signifique que este último sea obsoleto. Muchos campeonatos se han perdido en los mítines: una frase fuera de lugar, un mal trabajo con la autoestima de los atletas, y se te van los juegos por la borda.
¿Cuál es la clave del éxito de un manager?
-El manager tiene que ser mejor en la vida cotidiana que en el dugout. Esto parece algo muy claro, pero la mayoría de la gente no lo entiende. El mismo juego te va diciendo cuando hay que tocar la bola, cuando hay que hablar con el pitcher, etcétera; pero cuando las cosas van mal afuera, eso se te refleja adentro. No se puede ser director de un equipo si no se es ejemplo.
¿Estarías de acuerdo con aceptar nuevamente las riendas de Pinar?
-Yo me jubilé pero nunca me retiré. Estoy bueno y sano, y listo para ayudar en lo que haga falta. A mí me ha tocado reconstruir el equipo en tres oportunidades y volvería a hacerlo con gusto, siempre y cuando todos los factores decidan trabajar juntos para solucionar los problemas y sacar al conjunto del mal momento. A mí nadie me ha hecho ninguna propuesta al respecto. Si vinieran a hacérmela, los recibiría con los brazos abiertos y les diría algunas cosas que tengo que decirles. Pero te lo adelanto, si cojo el mando tienen que comer perejil conmigo y ganármelo en la raya… Con ese pitcheo que tiene Pinar, no hay bateadores en este país para ‘matarme
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