Crimen de Barbados: 40 años después, el dolor se multiplica

¿Hasta dónde llega la sed de venganza enemiga? Es hora de terminar con la impunidad, la hipocresía y los dobles raseros.

El derribo del avión de cubana en las costas de Barbados, el 6 de octubre de 1976, no es historia pasada que pueda cicatrizar la máquina del tiempo. Cuarenta años nos separan del terrible desenlace que apagó la vida a 73 personas inocentes, y parece que fue ayer.

La voladura de la nave comercial, por mercenarios asalariados del Imperio, no tiene precedente en la historia. Con este monstruoso crimen, Estados Unidos y la CIA, ratificaron su oprobioso papel imperial, archiconocido mundialmente.

Hoy la pregunta que todos nos hacemos es: ¿Dónde están los protagonistas del acto terrorista?

La respuesta: En la calle, gozando de total impunidad: Luís Posada Carriles, asesino confeso, prófugo de la justicia, autor intelectual del Crimen de Barbados. ¡Que caiga sobre ti el peso de la ley!

Los grandes héroes no se olvidan, andan sin parar entre combates y cantos, envueltos en el cariño de millones de mortales; vendrán marchas y contramarchas, luces y sombras, y nosotros seguiremos añorando nuestros muertos.

¡Gloria a todos!, y de manera especial a los campeones juveniles de esgrima, ganadores de las medallas doradas puestas en disputa en la lid internacional celebrada en Caracas. Viva, entre nuestros mejores recuerdos, está la esgrimista vueltabajera Nancy Uranga.

No podemos decir que el dolor se comparte; 40 años después, el dolor se multiplica.