“Papacho”, y su último asalto

Adalberto Regalado Miranda “Papacho”, dejó de existir físicamente este martes; le fue imposible ganarle la pelea a la muerte, de nada valió sus extraordinarios dotes como estrella del deporte  y ser humano. Tampoco los esfuerzos de hombres y mujeres de batas blancas, que defendieron su vida.

Nació boxeador, rápido de piernas y manos, escurridizo y dicharachero dueño de una sonrisa que siempre expresó su grandeza. Regalado,  fue porque fue, no necesitó que nadie le pusiera la buena, el solo  escaló la montaña hasta llegar al equipo nacional.

Su adiós rumbo a la eternidad deja un vacío que no encuentra explicación, en familiares y amigos, que lo recordarán siempre campeón, como en los panamericanos de Indianapolis-1987 y los centroamericanos de Puerto Rico-1993.

“Papacho”, el mayor de cinco hijos del matrimonio de Alicia y Feliciano, se desempeñó como maestro del deporte en la hermana República Bolivariana de Venezuela. Allí entregó sus mejores experiencias, admiró al Comandante Chávez e hizo de la solidaridad un canto victorioso.

Cuantas cosas pudieran decirse del campeón, que vio la luz  el 16 de marzo de 1965, en el Barrio del Paradero, municipio San Juan y Martínez. De su humildad, consagración y entrega, pudiéramos escribir una buena literatura, ideal para base material de estudio.

En nombre de todos los que abrazamos con fe la convicción pura del sentimiento humano; gloria al héroe del deporte que se llevó la muerte, a su legado e integridad, que perdurarán  entre el sol y la tierra, como desafiando el tiempo.

Toca a los niños del Combinado Deportivo #2 de San Juan y Martínez, alumnos de “Papacho”, llenar de gloria al maestro ausente; él no se marchó para siempre, es solo un hasta pronto.