Soy un convencido, madre, es una sola
Hoy es un día de nostalgia y alegría.
Tan solo pensar en ella cura cualquier desgarradura.
Es profunda, y única, regala rosas y esconde lagrimas, como para mostrar la grandeza de su estirpe.
A las que están con nosotros, desafiando el duro bregar de la vida –Felicidades-, y un beso grande en la mejilla.
A las que no existen físicamente, pero desde el cielito lindo nos iluminan, como el mejor patrón de un velero, gracias por todo.
Dedico estas líneas finales a mi madre, que descansa para siempre en el campo santo, y hoy la llevo conmigo en una rosa blanca que cargo sobre mi corazón.
Soy un convencido, madre, es una sola.
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