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Adiós para siempre a Mandiba

Adiós para siempre a Mandiba

 El cuerpo de Nelson Mandela, gran líder sudafricano vencedor del apartheid, fue sepultado  en Qunu, el pueblito de su infancia, una semana y media después de su muerte y de recibir el tributo de miles y miles de sudafricanos y personas alrededor del mundo.

Los funerales empezaron con un acto de dos horas  con la asistencia de  50.000 personas. El entierro, en la propiedad de la familia en Qunu, fue estrictamente privado, cerrado a la prensa y al público.

Durante el entierro, las formalidades y el protocolo del Estado dieron paso a los ritos tradicionales de la etnia Xhosa, incluyendo el sacrificio de un buey, pues según la tradición sudafricana, el sacrificio de un animal es recurrente en momentos señalados de la vida.

Las exequias del Premio Nobel de la Paz  fueron supervisadas por los ancianos del clan y tuvieron lugar en la hacienda de la familia.

Al evento asistieron decenas de dignatarios extranjeros, principalmente africanos, pero también de otros lugares.

Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz sudafricano y arzobispo emérito, también estuvo entre los asistentes al funeral de Mandela.

Largas filas con más 300 personas decoraban ambos lados de la carretera principal que lleva a Qunu. Todos aguardaban el coche que transportaba el féretro para rendir un último tributo a Mandela, fallecido el 5 de diciembre a los 95 años.

El viaje a Qunu desde Pretoria, donde unas 100.000 personas desfilaron en tres días por la capilla ardiente, fue la última oportunidad de los ciudadanos de estar cerca de Mandela antes de su entierro.

Adiós para siempre a Mandiba.

 

 

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