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VIDA, AMOR Y DEPORTE

Emilio Salgado: único e irrepetible

Emilio Salgado: único e irrepetible


Emilio Salgado Quesada fue el primer lanzador pinareño en vestir las franelas del equipo Cuba, y presentar credenciales como un verdadero maestro del arte monticular.

Un serpentinero de alto vuelo que murió de manera trágica y prematura, cuando prácticamente se empinaba en sus aspiraciones de tocar el cielo con las manos.

El reconocido pelotero palaceño nos dijo adiós para siempre el 26 de julio de 1975, diez temporadas después de un feliz inicio que alcanzó espectaculares dimensiones desde la misma campaña 1965-1966.

Salgado, no tuvo paz con nadie, desde que salía al terreno se entregaba de cuerpo y alma, sin miedo al contrario que siempre lo respetó de manera suprema.

A los poderosos Industriales de la capital, equipo emblemático de nuestro primer pasatiempo, una vez le dijo medio en broma y medio en serio: “voy a lanzar hoy, tienen tres hits pueden repartírselo, no hay uno más”.

Así era Emilio Salgado, un negro guapetón y difícil, que poco le costaba pegarte la bola o regalarte un abrazo. Siempre sonriente, amigo y dicharachero, fue un verdadero ídolo de su pueblo.

Los que conocimos esta estrella, sabemos que irradió luz como un sol, bautizado por un aromático corazón envuelto en cera y miel.

 

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