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VIDA, AMOR Y DEPORTE

Paz Sin Fronteras, desde Cuba y para el mundo

Paz Sin Fronteras, desde Cuba y para el mundo

Lo que mis ojos vieron fue extraordinario, sin precedentes en la historia; el concierto Paz Sin Fronteras, tendrá siempre un pasado, un presente y por su puesto un después, escrito por la belleza del sentimiento humano

Juan Esteban Aristizábal, alias Juanes, confesó emocionado que la reunión de artistas en la capital cubana, es lo más grande que le ha sucedido, después de conocer el siempre singular e importante amor de padre.

Tengo la Camisa Negra y Adiós le Pido, amplificados por 300 kilovatios de potencia,  estremecieron los fuertes cimientos de nuestra legendaria Plaza de la Revolución. Los temas llevaron consigo toda la pujanza y talento del intrépido roquero colombiano, ganador de 17 Gramis Latinos.

Los artistas se crecieron sobre la tarima, el momento lo exigió, para poder lograr una comunicación perfecta con más de un millón de cubanos, entusiastas, alegres y felices, que tararearon y aplaudieron, empleando para ellos las fuerzas del corazón, vencedoras de los 32 grados de temperatura reinante.

Siento vergüenza de aquellos mortales, más de una vez traicionados por la ira e impotencia, que los conduce sin retorno a tergiversar lo más común. Nada justifica su única y perversa manera de actuar, dueña de la malévola intensión, de seguir escondiendo la verdad. 

A los de pensamiento estrecho, solo un párrafo les dedico (el anterior), no merecen más, al menos en esta crónica, donde prevalece del relato,  todo lo bueno e inolvidable que abarco en si mismo, como para enseñar al mundo la verdadera grandeza de la Isla y su pueblo heroico.

Cinco horas y algo más nos mantuvimos atrapados por el espectáculo, que reto la ardiente temperatura, mientras las manecillas del reloj parecían negarse a sus habituales movimientos.

Evito con justeza particularizar resaltando hombres, mujeres o protagonistas, pero por favor, que se me permita mencionar uno, cuyo nombre encierro entre comillas y dobles signos de admiración   Juanes.

Merece una felicitación por su valor profesional, moral y ético. Así deben ser los humanos que pisen la faz de esta madre tierra que nos ama.

Del concierto Paz Sin Fronteras, en La Habana, se comentará mucho, en algunos casos por razones  polémicas, sin sentido y aburridas.
Pero  lo más importante es, que nadie podrá ahora tapar el sol con un dedo y mucho menos cambiar el paso inexorable de nuestra propia y verdadera historia.

Gracias a Juanes y sus invitados,  por ofrecer tanto amor, ojala se nos permita también a nosotros los cubanos, vivir en paz y sentido común.

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